jueves, 17 de septiembre de 2009

¡Quiénes somos?


Quiénes somos tu y yo, quiénes somos,
Han dicho que hombre y mujer somos.
Es tan simple ?

¿Pero qué es un hombre y una mujer?
Cuenta el mito del único ser separado,
Cuenta el rito que del maíz, que del arado,
Pero no me dice nada aún!

Te veo de la simiente en infinito repetida,
A la tierra devuelto en huesos, en polvo,
En alegres fiestas y angustiados sermones.

Te veo en la inconsciencia de tus actos,
En la esfera que repite tu vida,
en un agudo irse permanente.

No aceptas la hermandad del animal,
Es el esfuerzo sórdido del incapaz,
¿Eres más que una gota en invierno?

Vuelvo atrás para saber tu nombre,
Y el mismo rostro me recibe: hombre.
En qué parte del camino nos perdimos,
En qué abismo de la vergüenza.

Cuántas generaciones más de repetidos,
Cuánto vagar por el desierto sin comida
Cuánto más griterío...

Me postraré en tu vientre
y esperaré en silencio la respuesta.

Silvia.

Para asirte por un momento escribo.
Para la certeza de tu pensamiento.
Descreo de los celos, de la ira…
Algo, finalmente, se desata en el vientre.

Al filo

Se te ha vuelto costumbre marcharte sin más…
Me tomas una noche y me estrujas fuertemente,
Me tocas las manos, los ojos, el sexo.

Despierto y quiero atrapar tu aroma, sentirte nuevamente,
Y te has largado

Ya es justo que te quedes,
Me esfuerzo y mis manos se resienten

Al inicio

Hay un vaho en esta mañana,
El aire es frio y tiene algo de
Ponzoña en sus avatares,
Se cuela por los ojos hasta aferrarse al vientre

Esta mañana es el principio del tiempo,
Toda su aura se refracta y veo las primeras
Setas apareciendo con el alba,

Esta mañana es la promesa que da el día,
Todo gira y el mundo es nuevo,
Esta mañana ha de nacer un hombre.