viernes, 22 de agosto de 2008

retazos

Agosto 20

Maldita soledad que has catapultado mis berridos a este rincón.
No te satisface acaso alejarme?
Por qué no te largas a otro lugar?
Por qué no te mueres o me mueres y ya...
Por qué me buscas en medio de tanta gente?
Por qué te me instalas en los huesos y corroes?
Ya se… quieres convertirte en mi amante
Quieres el esqueleto y la arrumbe en que me convierto…

Arcilla

De la tierra has venido
No del agua ni del aire
Y tampoco del fuego

No del crepúsculo que habito
Ni de las endemoniadas tempestades
Más bien de la vid o del arado

Eres buena, te lo digo tanto
Te lo digo de todas formas
Tanto te lo digo
Que me enredo y aún persigo…

Y tú no dices nada
Solo te quedas callada
Te acongojas…

Asoma una sonrisa entonces
Y todo lo descubro
No dices nada, nada,
Solo das fruto



Ausencia provocada

Te he dejado ir
Y tu ausencia me acongoja
Es que en estos días de soledad
No quiero ni mi compañía
Quiero mejor una piedra muy dura.

Pero como me duelo que te hayas ido,
Que tus dedos no se metan en mis manos
O se deslicen suavemente por mi cara
Esta ausencia provocada de tu cuerpo
No sólo lacera el resto de mis costillas,
Me ha provocado una sed existencial
Que no podré saciar hasta ser estrechado en tus alas.

Me consuelo repitiendo tu nombre
En canciones apócrifas de duendes y doncellas...
Me consuelo con el suave olor que tu cuerpo ha dejado
Será larga esta ausencia,
Será lenta, lenta, lentísima,
En tu nombre


Pasos perdidos

¿No es la vida acaso un recodo
Del recuerdo en que se enjuta el bien y el mal?

Hay tantas formas de ver la vida como seres en la vida misma;
Mas hoy y a esta hora
Es tu recuerdo lo que habita.

Una forma precisa llega a mí desde el tiempo recordado:
Dos ojos negros, tímidos y avergonzados
Rozan mis labios apenas descubiertos.

Fue un día cualquiera en estos años,
La ilusión trastoca este día
Y siento nuevamente tus manos y mis manos

Fue un instante cualquiera,
Tu camino se decidió
Y obedecí al destino tu abandono.

No es hoy más que ese día,
Y tus ojos anclados se quedaron...
Y mis labios a la espera maduraron...

¿No es la vida acaso un recodo del recuerdo
En que tu alma y la mía se juntaron?.


Y los otros.

En estos días de septiembre,
Cuando las horas se deslizan
Y me siento tan viejo
Viejo como todos los años,
Vienes para contarme otro cuento.

Me cuentas el cuento de la radio
Y recuerdo la emoción
Y el abrazo de tu mano áspera y cálida,
Es tu olor a sudor maduro,
A tierra removida
Lo que me renueva.

Tus ropas hechas jirones por el arduo trabajo,
Y tú sombrero viejo y el aroma del tabaco fresco
Me retornan.

Cuéntame de nuevo lo del diablo,
La pata sola, esa bruja a la trocha del camino...
¡Este pueblo con ansías de ciudad
Ya no lo habitan los fantasmas, ni las brujas
Este pueblo frío e insensato se pierde en lo inmediato
No recuerda ya, está prohibido recordar!
Yo tengo hambre de recuerdo,
Yo pienso a cada rato que
La peste del olvido nos ha tomado...

Me apresuro a escribirte para saber tu nombre,
Para enfrentar la memoria,
Para irme al olvido.

miércoles, 30 de julio de 2008

De los origenes

No recuerdo bien su edad cuando lo vi por primera vez,
recuerdo sólo su voz y sus manos asperas,
el olor a tabaco y a caña dulce.
fue mi padre, fui su hijo y todos los atardeceres
el sol me lo recuerda.